Medicina tradicional: una estrategia de sobrevivencia
Uno de los sectores más vulnerados de la población boliviana es el de la economía informal. Bolivia tiene una de las economías informales más grandes del mundo, el 62,3%, y las mujeres representan el 72,6% de ese sector informal. Este sector de la población no tiene beneficios laborales ni seguridad social y la mayoría de las personas viven al día (Pabón y Sanabria, 2021).
En este sentido, con el objetivo de conocer la situación de personas que trabajan en la economía informal en Bolivia durante la pandemia de COVID-19, se ha conversado y se han realizado varias entrevistas a comerciantes de la ciudad de El Alto. Durante estas conversaciones, llamó la atención que todas las personas entrevistadas, sin excepción, afirmaron haberse tratado con medicina tradicional cuando ellas o sus familiares más cercanos se contagiaron de COVID. Muy pocos manifestaron haber llevado a sus familiares a hospitales o haber sido revisados por doctores convencionales. Asimismo, durante las entrevistas, la mayoría de las personas demostró tener mucha confianza en la medicina tradicional, incluso más que en la medicina convencional.
Medicina tradicional: marco normativo e institucional
A partir de la Constitución Política del Estado, aprobada en 2009, que fue resultado de un histórico proceso constituyente, Bolivia es reconocida como un Estado Plurinacional. Es así que, en diferentes artículos de la Constitución, se afirma que la salud es, entre muchas otras cosas, intercultural (artículo 18). Se establece que los saberes y conocimientos tradicionales, la medicina tradicional, los idiomas, los rituales y los símbolos y vestimentas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos deben ser valorados, respetados y promocionados y son catalogados como derechos de este sector de la población (artículo 30). La Constitución afirma que el sistema de salud es único e incluye a la medicina tradicional de las naciones y pueblos indígena originario campesinos (artículo 35). Finalmente, en el texto constitucional, se atribuye como responsabilidad del Estado promover y garantizar el respeto, uso, investigación y práctica de la medicina tradicional, así como la promoción de la medicina tradicional como patrimonio de las naciones y pueblos indígena originario campesinos (artículo 42).
Además de la Constitución Política del Estado, Bolivia cuenta con la Ley N° 459 de 19 de diciembre de 2013 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana que tiene por objeto regular el ejercicio y la articulación de la medicina tradicional ancestral boliviana y, también, con el Decreto Supremo N° 2436 reglamentario de la Ley N° 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana.
La medicina tradicional ancestral boliviana es definida como “un conjunto de conceptos, conocimientos, saberes prácticas milenarias ancestrales, basadas en la utilización de recursos materiales, espirituales para la prevención y curación de enfermedades, respetando la relación armónica entre las personas, familias y comunidad con la naturaleza y el cosmos, como parte del Sistema Nacional de Salud.” (artículo 5, parágrafo 1. Ley N°459 de 19 de diciembre de 2013 Ley de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana).
Asimismo, existen instituciones encargadas de la medicina tradicional. El Ministerio de Salud y Deportes cuenta con cuatro Viceministerios, uno de ellos es el Viceministerio de Promoción, Vigilancia Epidemiológica y Medicina Tradicional que, a su vez, cuenta con una Unidad de Gestión de Servicios de Medicina Tradicional.
Por todo lo señalado, se puede afirmar que existe un amplio marco normativo e instituciones que respaldan y promueven el uso de la medicina tradicional desde el Estado. Sin embargo, todavía existe una enorme brecha entre las instituciones, leyes promulgadas y su aplicación.
Medicina tradicional: una práctica ancestral y diaria en la población
Sin duda alguna, la medicina tradicional es muy importante para la población boliviana y existe una enorme confianza en ella. El uso de la medicina tradicional es uno de los pilares de las diversas culturas indígena originaria campesinas de Bolivia que existen desde antes de la colonia y se han mantenido hasta nuestros días. La población alteña está compuesta, mayoritariamente, por personas de primera y segunda generación de migrantes del área rural, quienes conservan elementos culturales de su herencia rural. La medicina tradicional es una de ellas.
No obstante, uno de los funcionarios del Ministerio de Salud y Deportes, a quien se entrevistó, afirmó que la medicina tradicional recién se empezó a tomar en cuenta en los protocolos institucionales oficiales de la COVID-19 a partir de una segunda estrategia de vigilancia comunitaria activa, a partir de finales del 2020 y principios del 2021, cuando ya habían transcurrido unos nueve meses desde el inicio de la pandemia y ya había cesado la cuarentena rígida [1]. Es decir que, durante la primera ola y durante lo más duro del confinamiento, la medicina tradicional y la interculturalidad en la salud no fue tomada en cuenta, a pesar de su constante uso. Es recién el 7 de enero de 2022 que se anuncia la puesta en vigencia de una Guía de Medicina Tradicional para abordaje contra la COVID-19, con el objetivo de coadyuvar en la prevención, contención, tratamiento y rehabilitación de la COVID-19. Esta guía tiene información y recomendaciones sobre el uso de plantas medicinales y productos naturales tradicionales artesanales para las distintas etapas de la enfermedad (Guía de medicina tradicional para abordaje contra la COVID-19, 2022).
Durante las entrevistas a personas que trabajan en la economía informal en la ciudad de El Alto, se pudo evidenciar, por un lado, lo mucho que significa el uso de la medicina tradicional, ya que todas ellas sostienen que fue gracias a ésta que pudieron vencer la enfermedad y, por otro lado, su desconfianza en la medicina convencional.
“Yo no he llevado a mi esposo al hospital y lo he podido rescatar y está ahora con vida” (Entrevista a comerciante, El Alto 16/3/ 2022)
“(…) cuando nos hemos enfermado, nos hemos avisado entre nosotros, el que entraba con COVID adentro (del hospital) era muerte segura, porque ya no te dejaban ver, y los medicamentos que te pedían no sabíamos si les estaban dando, entonces mejor era cuidarse en la casa (…) hemos averiguado con la medicina tradicional qué cosas nos podían hacer bien, más que todo con eso un poquito hemos visto ¿no?” (Entrevista a comerciante, La Paz 18/4/2022)
Medicina tradicional: un refugio ante la falta de acceso a la medicina convencional
Sin embargo, no se puede negar que otro de los motivos del uso de la medicina tradicional durante la pandemia ha sido el poco acceso a hospitales y a medicamentos farmacéuticos convencionales que han tenido los sectores más vulnerables. La pandemia desató una profunda crisis sanitaria, que puso en evidencia los enormes problemas estructurales que atraviesa la salud en Bolivia. Durante los picos de la COVID-19, los hospitales y los equipos de salud como respiradores, oxígenos y terapias intensivas no dieron abasto, muchos de los medicamentos se acabaron o aumentaron exorbitantemente de precio, volviéndose inalcanzables para los sectores de la sociedad con menos recursos. Debido a estos problemas, la medicina tradicional se posicionó como una importante estrategia de sobrevivencia de los sectores económicamente más vulnerables, para hacer frente a la enfermedad.
“Han buscado formas, maneras de sobrevivir” (Entrevista a comerciante, El Alto 16/3/2022)
“Incluso mi mamá se ha enfermado y ella, en mi casa. Mis hermanos le han cuidado con medicina tradicional, no se ha internado porque mi mamá decía “me voy a internar, quién me va a dar dinero” porque ella es sola, tampoco tiene un seguro, nada; entonces decía “quién me va a ayudar”. Ella lo que incluso muchas veces decía: “Yo prefiero morirme, porque voy a ser una carga para ustedes” (Entrevista a comerciante, El Alto 24/3/2022)
Conclusiones
La pandemia ha descubierto una realidad muy dura para los sectores más vulnerados de la población, tanto en el ámbito económico como en el de salud. Son los sectores con menos recursos económicos y menos derechos laborales los que enfrentan las peores consecuencias de las carencias del sistema de salud, laboral y estatal en general. Durante los momentos más duros de la pandemia, la medicina tradicional se convirtió no sólo en una práctica de preferencia cultural sino en una estrategia de sobrevivencia ante el limitado acceso a la salud convencional, a hospitales, médicos y medicamentos.
Asimismo, si bien su refugio fue en la medicina tradicional de sus ancestros, al principio de la pandemia, a pesar de todo el respaldo legal y supuestamente institucional a este tipo de medicina, no hubo una guía oficial, ni información al respecto. Aun así, la práctica diaria de la medicina tradicional sirvió para paliar, aunque sea un poco, los destrozos en salud que dejó a su paso la COVID-19, al ser una medicina más accesible para la población.
Por todo ello, es importante resaltar que es deber del Estado garantizar que ambas prácticas en salud –tanto la convencional como la tradicional- sean garantizadas para todas las personas. Que, si se recurre a una de ellas, sea por preferencia cultural y no como una estrategia de sobrevivencia por no tener acceso a la otra.
Bibliografía
Bolivia. Ministerio de Salud y Deportes. Dirección General de Medicina Tradicional. Guía de medicina tradicional para abordaje de la COVID-19. La Paz: Stigma, 2021.
Pabón, Ximena; Sanabria, Bernarda. Efectos de la pandemia COVID-19 en mujeres del sector informal de la economía en Bolivia. Policy brief #3. 2021
Constitución Política del Estado Plurinacional, promulgada el 7 de febrero de 2009
Ley N°459 de 19 de diciembre de 2013 Ley de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana
Decreto Supremo N° 2436 de 1 de julio de 2015 Reglamentario a la Ley N° 459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana
[1] La cuarentena rígida en Bolivia tuvo una duración de alrededor de tres meses, comenzó un 21 de marzo hasta el 29 de mayo del 2020.
Mariana Zeballos Ibáñez
Investigadora del equipo Colabora.Lat en Bolivia