Gobiernos locales y pandemia por Covid-19 en México
La pandemia por COVID-19 significó un evento extraordinario y posiblemente inédito para los gobiernos de todo el mundo. La mayoría de ellos tuvo que improvisar acciones y medidas, así como adecuar internamente sus planes, proyectos y rutinas ya establecidas. A más de dos años y medio de la aparición y propagación del virus, la atención de los efectos económicos y sociales, derivados de las medidas sanitarias, continúa demandando de la acción gubernamental respuestas factibles, efectivas y legítimas (Por ejemplo Colabora.Lat). Por ello, los desafíos presentes y futuros requieren de gobiernos capaces de abordar estratégicamente los problemas públicos, colaborar con otros actores (gubernamentales y sociales), construir intervenciones creativas e innovadoras, ser transparentes, rendir cuentas y apegarse a los valores y principios democráticos.
En países con arreglo federal (como lo es México), la existencia de gobiernos locales posibilitaría —idealmente, al menos— impulsar respuestas (propias o coordinadas) acordes a la realidad y a las necesidades específicas de los territorios y la población (Cejudo y Gómez, 2020). El asunto no es menor, son los gobiernos locales quienes, por su desagregación territorial, están más próximos con los pueblos, comunidades y ciudades, y pueden conocer a mayor profundidad su diversidad geográfica, social y cultural. En ese sentido, las respuestas del Estado, ante un problema extraordinario como el de la pandemia por COVID-19, serían beneficiarias de algunas de las virtudes del federalismo, como es la posibilidad de articular esfuerzos y recursos, así como de construir intervenciones específicas apegadas a las características de cada región.
En México, de acuerdo con información del proyecto Federalismo en COVID-19 (https://rb.gy/zn70ib), los gobiernos locales (estatales) reaccionaron de manera activa a los problemas derivados de la pandemia. El proyecto reporta más de 600 acciones concretas que anunciaron las entidades federativas a julio de 2020. Algunas de ellas decidieron actuar de manera “inmediata” con un paquete amplío de acciones y apoyos, mientras que otras esperaron y brindaron una respuesta más limitada y pausada, lo que puede dar cuenta de un comportamiento estratégico en ambas situaciones. Además, la respuesta activa permitió a los gobiernos locales diferenciarse de la federación mediante la ampliación del abanico de apoyos, la atención de poblaciones objetivo no atendidas por los programas federales y el aprovechamiento de las ventajas de la colaboración con actores de otros sectores (Lugo, 2020).
A pesar del mosaico de intervenciones locales, la mayoría continuó reflejando los problemas usuales del arreglo federal mexicano (Cejudo y Trujillo, 2020). Más allá de existir coordinación y colaboración, los diferentes niveles de gobierno (tanto en la relación federación-estado como estado-municipio) actuaron de manera desarticulada y, en algunos casos, hasta contrapuesta (Cejudo et al., 2020). Y en lugar de aprovechar las ventajas de cada ámbito de gobierno en una respuesta coherente y complementaria, predominó la lógica individual y aislada, con apoyos y acciones insuficientes y poco pertinentes (con poca capacidad para atender eficazmente el problema). Además, la participación activa de los gobiernos locales (y la innovación en algunas de sus acciones) fue opacada por la falta de transparencia e información clave sobre la lógica de operación de las intervenciones, lo que ha impedido y obstaculizado, además, la rendición de cuentas, así como su monitoreo y evaluación.
Y es que la posibilidad de brindar respuestas factibles, efectivas y legítimas —que aprovechen las virtudes de la colaboración— requiere, indispensablemente, de la construcción previa de capacidades gubernamentales. Sin embargo, en México, los gobiernos locales (estatales y municipales) continúan adoleciendo de frágiles y débiles capacidades gubernamentales, lo que afecta la operación cotidiana del sector público, el diseño e implementación de políticas públicas, así como los procesos de coordinación y colaboración, entre otros. Sin esas capacidades, los gobiernos difícilmente podrán actuar de manera estratégica, colaborativa, creativa y democrática, así como construir respuestas factibles, efectivas y legítimas.
Referencias
Cejudo, G. y Gómez, D. 2020. ¿Federalismo en cuarentena? Nexos. https://federalismo.nexos.com.mx/2020/03/federalismo-en-cuarentena/
Cejudo, G., Gómez, D., Michel, C., Lugo, D., Trujillo, H., Pimienta, C., y Campos, J. 2020. Federalismo en Covid: ¿Cómo responden los gobiernos estatales a la pandemia? Versión 4, 27 de agosto de 2020. Laboratorio Nacional de Políticas Públicas. https://lnppmicrositio.shinyapps.io/FederalismoEnCovid/
Cejudo, G. y Trujillo, H. 2020. Luces y sombras del federalismo y la política social durante el COVID-19 en México. Revista Brújula. https://www.revistabrujula.org/b119-federalismo-pol-soc-durante-co
Laboratorio Nacional de Políticas Públicas [LNPP]. Federalismo en Covid. Plataforma interactiva sobre políticas estatales ante la pandemia por COVID-19. https://lnppmicrositio.shinyapps.io/FederalismoEnCovid/
Lugo, D. 2020. Medidas estatales ante los efectos de la pandemia: ¿cambios o inercias? Nexos. https://federalismo.nexos.com.mx/2020/06/medidas-estatales-ante-los-efectos-de-la-pandemia-cambios-o-inercias/
Autora: Damián Lugo Gutiérrez
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