Argentina frente a la crisis: La importancia de compartir datos abiertos de manera colaborativa
Actualmente, Argentina atraviesa procesos electorales, que marcarán un cambio de ciclo con implicaciones sociales, políticas y económicas. Con un telón de fondo de una inflación interanual de 124,4%, una satisfacción con la democracia que solo alcanza 37% y una percepción sobre la corrupción, que en los últimos 5 cinco años ha empeorado, la incertidumbre que esto genera puede derivar en opciones políticas orientadas a una reducción del Estado y de los servicios que ofrece a la ciudadanía.
Ante el peligro que esto puede representar para la sociedad, resulta importante fortalecer el tejido social y visibilizar aquellas prácticas enfocadas en generar respuestas basadas en la solidaridad, el intercambio y la capacidad de responder a situaciones de emergencias. Por esa razón, en el marco del proyecto Colabora.Lat compartimos una buena práctica sobre el intercambio del conocimiento abierto basado en datos como respuesta ante las emergencias y la incertidumbre. Para ello, se tomará el reporte Organizaciones sociales en tiempos de pandemia. Aportes desde el mapeo colaborativo de “Territorios en Acción”, el cual analiza las acciones que desarrollaron las organizaciones sociales de Argentina en el contexto de la pandemia.
El conocimiento abierto
Según afirma el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el conocimiento abierto es aquella información que posee ciertas características legales y tecnológicas, que permite su uso y acceso por cualquier persona, no importa el momento o el lugar donde se encuentre.
Más allá de las definiciones conceptuales, el conocimiento abierto forma parte central del intercambio económico, social y cultural, que trasciende las fronteras y genera desde nuevas formas de entretenimiento hasta la posibilidad de encontrar soluciones innovadoras a problemáticas complejas. No se trata, simplemente de publicar la información; sino de facilitar que la mayor cantidad de personas pueda acceder, entender y usar la información para múltiples fines.
La acción colaborativa
Este conocimiento abierto puede ser utilizado para diversos objetivos, pero principalmente en las situaciones de emergencia y crisis se vuelve una herramienta útil, ya que puede complementar respuestas de acción rápida de forma descentralizada y abierta. Este fue el caso de la iniciativa “Territorios en Acción”, que se trató de un proyecto de mapeo colaborativo acerca de las acciones que estuvieron desarrollando las organizaciones sociales en Argentina para hacerle frente a la pandemia de Covid-19. Si bien para el momento del estudio realizado por parte de Gradin, Rofman y Rosas, se contabilizaron 1.300 registros de todo el país, ya para septiembre de 2022, se alcanzaba la cifra de 2721 registros distribuidos en el país.
Esta iniciativa nace del trabajo colaborativo entre el Observatorio del Conurbano de la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento (UNGS), el Área Estado y Políticas Públicas de FLACSO-Argentina y el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR/CONICET).
La plataforma brindó el espacio para la construcción colaborativa de conocimiento sobre aquellas acciones lideradas por las organizaciones sociales para responder a la emergencia de la pandemia. La información básica fue aportada de manera voluntaria por las propias organizaciones sociales, a través de un cuestionario web, y la posterior publicación de los datos en el sitio web del proyecto. Esta información se presentaba a través de un mapa interactivo, que detallaba el tipo de acción y los datos de contacto para comunicarse con cada organización.
Este acceso a la información y conocimiento fue clave y trascendental, en un contexto como el argentino, que para 2020, estaba marcado por el inicio de un nuevo gobierno, cuya tarea principal estuvo orientada en la inversión en los sistemas sanitarios, sociales y económicos para enfrentar al Covid-19. Sin el uso de la tecnología adecuada para recabar información con la colaboración de organizaciones de la sociedad civil y sector privado la respuesta hubiese sido menos efectiva. En ese sentido, este mapeo formó parte de esa misma línea de elementos generados a través del uso de la tecnologías y la información, pero parte de la ciudadanía que al final tuvo un impacto público.
Entre la información más relevante visibilizada por este mapa, se puede identificar la cantidad de organizaciones registradas por provincias. Para septiembre de 2022, las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) daban cuenta de 2.721 organizaciones mapeadas. Si bien los mayores números, se encontraban en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Tucuman y CABA, este mapeo, también permitió visualizar el trabajo de provincias como Santa Cruz, Tierra del Fuego o Catamarca, cuya difusión suele ser más escasa. Inclusive dentro de los primeros mapeos no había registro en alguna de estas provincias.
Fuente: Territorios en Acción (julio, 2022)
Otro factor dentro de este mapeo que se pudo identificar fue el campo de acción social al cual se dedicaban las organizaciones registradas. Entre las tendencias más llamativas se pueden ubicar: asistencia social, educación y formación, niñez y juventud, y defensa de derechos.
Fuente: Territorios en acción (2023)
Precedentes para el futuro
De a poco la pandemia se percibe como un momento que ya pasó. A pesar de esto, existen secuelas muy presentes en diversos países, y Argentina no es la excepción, donde la manifestación más clara se encuentra en el empeoramiento de la situación económica.
Sin embargo, resulta importante mantener aquellas estructuras creadas durante la pandemia que puedan ser útiles para mejorar la creación y seguimiento de políticas públicas. A continuación se mencionan al menos cinco (5) lecciones que deben ser un precedente para el futuro:
- Si no hay información, empieza creando una base de datos: Ante una situación de incertidumbre, la desinformación tiende a crecer y esto impide tener un panorama claro de la situación o fenómeno que se enfrenta. Por ende, la información se vuelve un recurso indispensable y básico. En caso que no exista información previa sobre cierta problemática se deben crear repositorios que permitan recabar información sobre la misma, siempre considerando los criterios de protección de datos. En caso que no exista una legislación clara, los principios de la Carta Internacional de los Datos Abiertos pueden ser una guía básica.
- Recabar información no es suficiente, hay que presentarla de forma entendible: Obtener datos es solo el primer paso de un trabajo más profundo, ya que los datos en sí mismo, especialmente para personas con poca capacidad técnica, no se transforman en conocimiento abierto. Resulta importante gestionar los datos a través de cruces de variables y luego mostrarlas en visualizaciones que permitan a un público no técnico entender los hallazgos y tendencias. La visualización a través de mapas es una de las formas más efectivas para este propósito.
- Se debe compartir el conocimiento con quienes brindan los datos: Ante los primeros hallazgos de la información suministrada, ese conocimiento se debe compartir en primer lugar con los mismos actores quienes brindaron la información. Esto sirve para validar la calidad de los datos e iniciar procesos colaborativos o de discusión basados en la confianza.
- La información debe convertirse en colaboración y acción: Una vez compartida la información y abierta la conversación sobre los hallazgos, se debe orientar a que dicho conocimiento sirva para acciones concretas como la formulación de políticas públicas; la generación de recomendaciones a instancias públicas o privadas; la fiscalización de autoridades; e inclusive, puede servir de base para movilizaciones ciudadanas por determinadas causas. Este aspecto es importante, ya que permite transmitir la información y su procesamiento, pudiendo formar parte de la discusión pública y fortaleciendo la cultura democrática.
- Del conocimiento abierto a la incidencia con instituciones públicas: Este ciclo no está completo, si no es posible lograr que las instituciones públicas tomen esa información como base para la generación de políticas. Además, la colaboración no solo debe darse entre organizaciones, sino que debe plantearse una interlocución con las autoridades públicas de manera permanente. Si bien esto no es fácil, se debe perseguir este objetivo en todas las instancias del Estado con competencia en la problemática que se aborde.
Estos precedentes basados en la utilización de la información, los datos y el conocimiento abierto con un enfoque en el bienestar de las personas puede ser sumamente importante para el futuro de cualquier país que, al igual que Argentina, enfrenten retos estructurales en el ámbito político, económico o social. Además, la acción colaborativa puede ser una alternativa, ante escenarios peligrosos que presenten una ausencia, reducción, incapacidad o falta de voluntad de quienes dirigen los Estados ante las necesidades reales de sus ciudadanos. La colaboración vino para quedarse y la tecnología se puede aprovechar para darle un soporte accesible y democrático.
Autor: Carlos Carrasco, consultor Colabora.Lat