Agencia afrojuvenil y gobernanza colaborativa en el suroccidente colombiano
En Colombia, en medio de la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19, vimos como nuestro país se empobreció y la violencia se recrudeció a pesar de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC. Jóvenes afrocolombianos de territorios como Cali, Buenaventura y Puerto Tejada, lugares donde nuestro proyecto ha tenido incidencia, manifiestan lo difícil de enfrentar este camino cruzado de pandemia y violencia.
Varios de ellos y ellas señalan que la guerra y la violencia se ha mantenido e incluso se ha exacerbado y se han agudizado las amenazas, los asesinatos, el reclutamiento por parte de grupos criminales. En lugares como Puerto Tejada y Buenaventura, los grupos criminales restringieron la movilidad, y recrudecieron sus acciones de violencia. En Cali vivimos el aumento de “afrojuvenicidios”, como una forma de violencia sistemática contra jóvenes afrodescendientes, que se ha amplió con la pandemia. Esta violencia proviene tanto de los actores armados ilegales como de las fuerzas del Estado, quienes abusan de la autoridad. Es así como las y los jóvenes cuentan que mucha violencia es producida por las mismas autoridades, quienes tienen tratos indignos hacia los ciudadanos y muy pocas veces ayudan a contener y resolver situaciones de conflicto. Niñas, niños y adolescentes (NNA) continúan siendo víctimas a través del reclutamiento forzado, y en las ciudades las tasas de homicidios aumentaron, afectando de manera desproporcionada a la población juvenil. Hoy muchos de estos jóvenes sienten que el gobierno no es garante de la seguridad y, por el contrario, es generador de muerte debido a la falta de garantías que hay con relación a sus derechos.
Pero en medio de la zozobra y las dificultades vemos cómo la sociedad civil agencia propuestas para ofrecer alternativas a estas situaciones tan problemáticas. En nuestro caso queremos destacar el rol que han tenido organizaciones sociales como Casa Cultural del Chontaduro en Cali, Rostros y Huellas en Buenaventura, y Sinecio Mina en Puerto Tejada, quienes desde sus propuestas han logrado construir entornos de protección para las y los jóvenes y han logrado hacer apuestas para fortalecer su agencia afrojuvenil. Aquí queremos resaltar cómo la agencia hecha desde los procesos sociales genera y subvierte conexiones, es decir, tiene la capacidad de conectar, desconectar y reconectar; generar nuevos significados y nuevas posibilidades, nuevos escenarios y nuevas condiciones (López, 2004). Así, la agencia es un acto colectivo, colaborativo y creativo para establecer otras formas de relacionarse y de construir conjuntamente. Se trata de ser y hacernos con otros.
Por eso, en esta entrada del blog queremos abordar algunas de las experiencias que hemos tenido en estos dos años, para resaltar la capacidad de agencia y protección que tienen estos espacios organizativos. También queremos resaltar su fuerza y potencialidad para salir a flote en contextos de crisis de empobrecimiento y violencia tan propios de Colombia y América Latina, pero sobre todo queremos plantear que hacer referencia a la agencia de las y los jóvenes afro, y la necesidad de fortalecer la gobernanza colaborativa, pasa por hacer visible la necesidad de una justicia racial e interseccional para la región.
Asociación Casa Cultural El Chontaduro (ACCC)
La Asociación Casa Cultural el Chontaduro (ACCC) es una organización comunitaria y popular del Oriente de Santiago de Cali que nace con el fin de propiciar espacios donde se reivindica y reconoce el legado de las comunidades negras y de las identidades que habitan en el territorio. Gracias a la acción colaborativa o como la comunidad lo nombra “el trabajo en minga” de diferentes actores: sacerdotes, feligreses, vecinas y vecinos, comunidad en general del barrio Marroquín III y familias de Suiza entre otros, para el año 1985 se desarrolla un proyecto comunitario de refuerzo escolar que apoyaba a la niñez, las juventudes y las personas adultas, además de actividades culturales y artísticas, convirtiéndose en un espacio de encuentro para personas provenientes, mayoritariamente de la región Pacífica colombiana. Para el año 1986 la ACCC adquiere la figura jurídica. Con el apoyo económico de la Acción Cuaresmal Suiza y del fondo de la actividad llamada “Día de sopa” se construyó la primera sede de la ACCC.
Es gracias al trabajo colaborativo y en red con distintas organizaciones locales, nacionales e internacionales, universidades, amistades de Colombia y de distintas partes del mundo y colaboradores voluntarios, que la ACCC inicia y logra fortalecerse y continuar los propósitos y postulados colectivos y comunitarios. Actualmente “El Chontaduro” con una trayectoria de más de treinta seis años de trabajo comunitario en el Distrito de Aguablanca, tiene como objetivo fortalecer la formación de sujetos críticos y transformar las realidades de la niñez, juventudes y mujeres negras habitantes del oriente de Cali, a partir del arte, la cultura y de la formación e incidencia política, en temas relacionados con la raza, racismo, género, justicia racial, social y de territorio.
Como modo de organización la ACCC tiene cuatro líneas de acción: línea de niñez y juventud, línea Género y Mujeres, línea de investigación y línea de organización y gestión. Al interior de la línea de juventud se han establecido cuatro espacios: Juventudes populares, Artes plásticas, Danzas y Pre-Icfes Comunitario y Popular Paulo Freire. En el espacio de Juventudes Populares confluyen los cuatro espacios mencionados anteriormente, con el objetivo de conformar un movimiento afro-juvenil en el oriente de Cali, que agencie e incide en espacios de discusión local, nacional e internacional.
El Grupo de Jóvenes de la ACCC “Juventudes Populares” busca el empoderamiento de las juventudes negras del oriente de Cali como agentes de cambio; quienes frente a los múltiples problemas de desigualdad, discriminación racial, abandono estatal a todo nivel (oportunidad de empleo, educación de calidad, vivienda digna, salud, etc.) violencias múltiples, entre otras; son ellas mismas que a partir de sus propias agencias, -heredando el legado de sus antepasados- propician rutas y caminos en busca de transformaciones sociales significativas; de esa manera contribuir activamente a la construcción y fortalecimiento de una conciencia más crítica, hacia una incidencia cultural, popular y comunitaria.
En esta medida, la propuesta consiste en fortalecer la articulación, la colaboración entre distintos actores y las estrategias de comunicación popular alternativa con las juventudes negras del oriente de Cali, que permitan poner en diálogo y evidenciar diferentes formas de reparación simbólica frente a problemáticas de racismo estructural y desigualdad social que vivencian. Las herramientas que se desarrollan desde el espacio son: escritura creativa, radio, artes plásticas, danzas, producción audiovisual; que permiten visibilizar las resistencias, resignificar, construir memoria colectiva, evidenciar las luchas de voces y rostros, que cuentan sus propias historias, transformando sus realidades y las del territorio.
Asimismo, su objetivo principal es fortalecer el empoderamiento y la agencia Afro juvenil en el oriente de Cali, a través espacios de discusión y de reflexión, sobre las problemáticas del contexto y estrategias de resistencia, donde se promuevan actividades lúdicas formativas, se incentive el activismo, el autocuidado y la organización, se mejore en el conocimiento de herramientas artísticas y audiovisuales, que les permitan a las jóvenes del Distrito de Aguablanca (Oriente de Cali) exigir la garantía de derechos, incidir en distintos espacios de toma de decisiones y generar vínculos con la comunidad y otros entornos.
Como un ejercicio de articulación y colaboración entre las organizaciones de base y la academia, se desarrollaron dos proyectos: para el año 2018 se dio inicio al proyecto “Mi Cuerpo, Mi Barrio y Mi Cuidad: Aportes Afro-Juveniles y Feministas para la Construcción de paz en la Colombia del Pos-Acuerdo”, financiada por el International Development Research Center (IDRC) y coordinado por investigadores/as de la Universidad Icesi en articulación con la Casa Cultural El Chontaduro, Rostros y Huellas y Sinecio Mina. En el marco de este proyecto se desarrolló el fórum regional “Voces Afro-Juveniles: luchas que unen territorio” iniciativas propuestas y organizadas por jóvenes de Aguablanca, Buenaventura y Puerto Tejada y que buscó construir alternativas a la construcción de paz en la Colombia urbana del pos-acuerdo.
En los encuentros (se realizaron dos ediciones y una tercera edición como cierre del proyecto) se dio una participación activa afrojuvenil en los debates sobre los retos para la seguridad humana en el pos-acuerdo. También un espacio para politizar la memoria del conflicto (recordando a los jóvenes asesinados en las confrontaciones con distintos grupos armados), de resignificar la palabra “paz” en un contexto de racismo y desigualdades estructurales (para las juventudes negras la paz significa: “empleo”, “justicia”, “salud”, “educación” etc.) y para nuevos territorios de esperanza en oposición a los territorios estigmatizados como espacios del miedo.
Desde el año 2020 estamos participando del proyecto Gobernanza y COVID-19, en articulación con las organizaciones Casa Cultural el Chontaduro, Rostros y Huellas de Buenaventura, Sinecio Mina de Puerto Tejada y con la Universidad ICESI, en el que se tiene como objetivo evidenciar el impacto del COVID-19 en los territorios racializados, las agencias, las resistencias y formas de gobernanza que tienen y han venido fortaleciendo los territorios antes de la pandemia, en el marco de esta y después de esta.
Estos espacios han permitido generar vínculos y reflexiones críticas para entender las injusticias sociales que los pueblos racializados enfrentan, además de evidenciar cómo las prácticas ancestrales de los pueblos negros, tales como: la medicina ancestral de las plantas, la red espiritual, afectiva y comunitaria, la recomposición histórica del tejido social por medio de la lucha histórica de los pueblos negros, de las juventudes y mujeres negras en los territorios, como experiencias y elementos claves para avanzar hacia un modelo de gobernanza con un enfoque de justicia racial y social, que permita una verdadera transformación principalmente de las realidades y de territorios históricamente marginados y oprimidos.
Entornos de Protección en el Norte del Cauca
Asimismo, en respuesta al recrudecimiento de la violencia que se vive en algunas regiones del país, también se han dado experiencias significativas de gobernanza colaborativa en las que la agencia afrojuvenil ha sido fundamental, tal como la Estrategia de Protección Comunitaria con énfasis en la promoción de entornos seguros para la participación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) y mujeres en los municipios de Suárez y Buenos Aires, municipios del departamento del Cauca.
Esta estrategia de protección se construyó desde el Proyecto EmpoderArte por la Paz, financiado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI) e implementado por la Fundación PLAN en asocio con Foro Suroccidente y el liderazgo del Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF) de la Universidad Icesi. La estrategia se ha pensado una apuesta interseccional, interétnica, que pone en diálogo saberes académicos, técnicos y comunitarios sobre la seguridad y la protección comunitaria, revalorando los saberes comunitarios y las experiencias que tienen las y los jóvenes para ejercer su cuidado y su participación en contextos de mucha conflictividad, como es el Norte del Cauca. Su objetivo es potenciar las prácticas de autocuidado y protección que promueven comunidades e institucionalidad para que niñas, niños, adolescentes y jóvenes ejerzan su derecho a la participación de forma segura y protegida, mediante el fortalecimiento de capacidades comunitarias, incidencia política, articulación institucional, orientación psicosocial y asesoría legal.
Esta Estrategia de protección comunitaria está conformada por cuatro dimensiones: protección territorial, garantías a la seguridad, recuperación del espacio cívico y construcción de paz y convivencia, las cuales considera acciones a corto, mediano y largo plazo, a nivel comunitario, inter-comunitario e inter-institucional. Lo que demuestra que en la protección de vidas y territorios necesitamos enfoques más colectivos, y que aborden situaciones estructurales como la desigualdad y la persistencia del conflicto armado en el país.
La agencia afrojuvenil y la gobernanza colaborativa desde el enfoque de la justicia racial
Ahora, ¿cómo podemos mirar las agencias de las juventudes negras y la gobernanza colaborativa, como un acto político desde el lente de la justicia racial? Las agencias afrojuveniles son un ejercicio de resistencia histórico fundamental para mantener la vida: se resiste al racismo estructural, a la segregación espacial, a la negación de los derechos, a la negación del ser, es resistir o morir. Sin embargo, la lectura de la agencia como colaboración que permite la articulación entre distintos actores debe ir más allá. En un intento de reconocer la fuerza política de la juventud negra y su agencia histórica, es menester problematizar la agencia en contextos que se encuentran profundamente dominados por el orden del necropoder estatal (Alves, 2014; 2017; Moreno y Mornan, 2015; Alves, Moreno y Ramos, 2015).
Pasar de la negación del ser, de la invisibilización del racismo a la romantización de la agencia de la juventud negra, como único recurso legítimo de transformación, es dejar la responsabilidad absoluta a quien ha sido oprimido históricamente. Así necesitamos visibilizar y reconocer la reparación y la deuda histórica que tiene la sociedad no solo con la juventud negra, sino con la diáspora africana, con los pueblos negros.
La gobernanza colaborativa —que busca potenciar la articulación de fuerzas entre distintos actores— debe poner en el centro de la discusión, el racismo estructural y la desigualdad existente en Colombia y en América Latina. Por ello si queremos fortalecer los procesos de colaboración y agencia debemos abordar las situaciones estructurales que hacen de nuestra región la más violenta y la más desigual del mundo. Creemos que la colaboración también pasa por crear estrategias que permitan transformar estas situaciones y por reconocer la responsabilidad frente al sufrimiento de los pueblos negros (también de las poblaciones indígenas, y aquellas históricamente vulneradas) y se asuma el compromiso para su transformación; la devolución de tierras, su tenencia, el acceso a las universidades con reserva de cupos, la reparación económica, entre otras acciones, serán solo respuestas simbólicas necesarias, nunca suficientes ante el sufrimiento y los millones de muertes provocadas por el racismo.
Referencias
Albarracín, Corredor, Milanese, Valencia y Wolff (2021). Desmantelando autoritarismos competitivos locales: recomendaciones para la protección de líderes sociales. FESCOL. Recuperado de https://library.fes.de/pdf-files/bueros/kolumbien/17627.pdf
Albarracín J., Milanese J.P., Valencia, I.H. (2021). Violencia y órdenes políticos locales en el posacuerdo: Las dinámicas territoriales en el norte del Cauca, el bajo Cauca antioqueño y Tumaco. Fescol. https://library.fes.de/pdf-files/bueros/la-seguridad/16471.pdf
Alves, J. (2017). Gubernamentalidad Espacial y Agencia Criminal Negra en Cali y São Paulo: Aproximaciones para una Antropología ‘Fuera de la Ley.’.
Amparo Alves, J., Moreno, V., & Ramos, B. (2014). Notas preliminares para un análisis interseccional de la violencia en el Distrito de Aguablanca (Cali-Colombia).
Moreno Hurtado, V., & Mornan, D. (2015). ¿Y el derecho a la ciudad? Aproximaciones al racismo, la dominación patriarcal y las estrategias feministas de resistencia en Cali, Colombia. CS, (16), 87-108.
Autoras:
Inge Helena Valencia (ICESI, Colombia)
Alejandra Álzate (ICESI, Colombia)
Stefany Bastidas (ICESI, Colombia)