Vacunación sin colaboración: las experiencias de Guatemala, Honduras y El Salvador
La llegada de la COVID-19 marcó el inicio de una etapa de incertidumbre y pérdida para todas y todos, y en algunos países como Guatemala, Honduras y El Salvador, remarcó desequilibrios y desigualdades preexistentes. En esta línea, Diálogos ha llevado esfuerzos por comprender el diseño y avance de las campañas de vacunación en los tres países, revelando la existencia de puntos comunes en cuanto a las formas de cooperación existentes y los resultados de abordar problemáticas complejas desde miradas atomizadas.
En Colabora.Lat se ha demostrado que las problemáticas acentuadas por la pandemia apuntan a la adopción de modelos de colaboración. Esto necesariamente requiere de un primer proceso de formación de inteligencia colectiva que dé cabida al establecimiento de esquemas de gobernanza multilaterales, multiniveles y multiactoriales.
¿A qué nos referimos con estos tres conceptos?
Estas tres características se constituyen principalmente por quiénes deben participar en los procesos colaborativos. La gobernanza multinivel alude a las distintas entidades de gobierno que pueden existir a lo largo de territorios, poblaciones y gobiernos locales; el multilateralismo expone la importancia de adoptar enfoques regionales a problemas conjuntos y la gobernanza multiactoral propone la diversidad de representación a través de la inclusión de la población en sus distintas figuras institucionales. De esta manera, la estructura legal de las sociedades que implementan modelos de gobernanza colaborativa pueden cruzar las dimensiones de colaboración en escalas verticales (entre gobiernos nacionales y subnacionales) y/o horizontales (únicamente entre instancias subnacionales)
Vacunación en el norte de Centroamérica
Desde hace más de dos años, en Guatemala, Honduras y El Salvador se han establecido múltiples estrategias para evitar la progresión del virus SARS-CoV-2, y aunque la vacunación ha sido la más prometedora de todas, también ha reflejado importantes problemas de aprovisionamiento, distribución y acceso. En tiempos de crisis, un esquema de colaboración multilateral, multinivel y multiactoral permite que las instancias de gobierno nacional y local, organizaciones internacionales y actores locales no estatales compensen, al menos de forma temporal, la falta de capacidades de respuesta gubernamental para la preservación de los derechos fundamentales. En ese sentido, la función principal de los actores locales es brindar atención sobre grupos particularmente afectados y transmitir información sobre los problemas específicos de cada contexto.
Un primer indicador de esta falta de colaboración en los procesos de vacunación de los tres países, es precisamente, quienes participaron en la creación del plan. En los tres casos se enfocó la participación de instituciones públicas y organizaciones internacionales, excluyendo así a todas aquellas instancias de carácter local, representantes de pueblos ancestrales, organizaciones de sociedad civil, etc. Aunque el caso particular de Guatemala y Honduras, del cual se dispone una mayor cantidad de información, refleja una intención de descentralizar sus marcos de planificación, el hecho de que sus participantes se mantuvieran en una línea unisectorial se tradujo en una planificación homogénea que terminó sesgando la implementación de la vacuna a una sola realidad.
Tabla 1: Autoridades involucradas en la elaboración del plan nacional de vacunación
Guatemala Comité de Coordinación Nacional para la Vacunación contra COVID-19 (CNVCOVID-19) |
Honduras
Equipo de Integración Nacional (EIN) |
El Salvador | |
Dirección | Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) | Secretaría de Salud (SESAL) | Información reservada por ley |
Subdirección | Comisión Presidencial COVID-19 (COPRECOVID) | Secretaría de Salud (SESAL)
Proyectos de Inversión |
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Conducción Técnica | Programa
Nacional de Inmunizaciones (PNI) |
Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) | |
Autoridades Involucradas |
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Fuente: Elaboración propia con datos de los planes nacionales de vacunación de la Secretaría de Salud en Honduras y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) de Guatemala.
En estos tres casos centroamericanos, la pandemia supuso una reorganización en la asignación de recursos y una reconceptualización del papel del Estado frente a su población. Esto abrió paso a la consolidación de prácticas autoritarias, en las cuales se designó una ampliación desproporcionada en las atribuciones del ejecutivo. A las luces de la publicación del Informe Estado de la Democracia en el mundo 2021, realizado por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, se advierte sobre los riesgos que se ciernen en medio del coronavirus, como la restricción de libertades individuales, la criminalización de periodistas, la politización de los sistemas de justicia y la desprotección de los derechos de grupos vulnerables.
El Salvador ha sido el caso más evidente, pues la opacidad y la falta de transparencia ha estado presente en todas las etapas de la gestión. El Índice de Información Reservada del Ministerio de Salud, actualizado el pasado 11 de marzo del 2021 en su sitio de transparencia, señala que la información relativa al plan se encontrará bajo reserva por los próximos tres años, basando su límite de acceso a información en la Ley de Acceso a Información Pública, y aunque en esta misma ley se establece una obligación a justificar las restricciones, hasta el momento no se ha publicado ninguna argumentación de respaldo a la limitación del derecho de acceso a información pública.
Estos peligros democráticos también son percibidos por la comunidad internacional, pues Guatemala, Honduras y El Salvador no fueron invitados a la Cumbre de la Democracia 2021, que tuvo por objetivo conversar acerca de los desafíos institucionales en el marco de la pandemia. En esta línea, el descontento social y el auge de movimientos cívicos de denuncia ante los contextos de represión y desinformación han sido un reflejo de los retrocesos percibidos en los últimos dos años. De cara a esto, es necesario identificar mecanismos de innovación pública que den paso a la rendición de cuentas y el resguardo de las democracias a través de la apertura de las instituciones a la población, así como la adopción de canales de intercambio y cooperación para asuntos de interés nacional.
El contexto político, social y económico ha sido complejo desde antes de la pandemia y se despliega de distintas formas sobre Guatemala, Honduras y El Salvador. Estas fuertes heterogeneidades determinadas por factores como la ubicación geográfica, el acceso a recursos, la diferenciación étnica y de género han generado un impacto diferenciado en los efectos directos e indirectos de la crisis, así como el acceso a tratamientos médicos de carácter preventivo y reactivo.
Estamos ante una realidad incierta, y la aparición rápida e impredecible de nuevas variantes complica el escenario epidemiológico con el paso de los días. Esta situación crea la necesidad de ampliar el porcentaje de la población vacunada con tres dosis, pues lograr el rompimiento de las cadenas de transmisión es la única salida a esta crisis. Para ello, es importante dotar al sistema regulatorio de flexibilidad y mecanismos para la admisión del reconocimiento de nuevas posibilidades en el marco del desarrollo científico y tecnológico. Otras experiencias en la región han demostrado que esto se puede alcanzar mediante la inclusión y la colaboración, para complementar competencias, agregar recursos y coordinar esfuerzos de forma ágil y flexible.
A pesar de sus devastadores efectos, la pandemia representa una oportunidad histórica para la consolidación de los modelos de gobernanza centroamericanos. La exclusión, que hasta ahora ha caracterizado los tres procesos de respuesta, ha profundizado las estructuras de desigualdad, ampliando el descontento social y recrudeciendo los impactos de la pandemia sobre las realidades de los tres países. El mundo actual está expuesto a muchos riesgos, como la propagación acelerada de nuevos virus, los efectos del cambio climático y los riesgos de posibles conflictos internacionales. Por ello, es importante crear resistencia para futuras crisis a través del planteamiento de soluciones pensadas desde el intercambio y la cooperación entre actores independientes.
Autora: Isabel Reyes
Investigadora Jr. Diálogos – Guatemala