Urgencia, compromiso y comunicación preexistente: claves de la colaboración para hacer frente a la detención migratoria en México en el contexto de la pandemia
“Soy de El Salvador, llegué a México hace 5 años, cuando tenía 16 años de edad a Oaxaca. El primer refugio que me dio asilo fue La 72 en Tenosique, Tabasco. Salí de mi país porque no quería ser pandillero, en estos momentos no tengo trabajo y la pandemia ha dificultado mis opciones […] A uno lo tratan mal cuando es de otra nacionalidad”.
El testimonio de Luis solo es uno de los miles de testimonios de migrantes que todos los días transitan por México, la mayoría, para llegar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida para ellos o ellas y sus familias. La emergencia sanitaria que provocó la llegada de la COVID-19 puso en riesgo la vida de millones de personas, especialmente la de grupos en situación de vulnerabilidad. En el caso de las personas migrantes, la situación es todavía más compleja. De inicio, porque el confinamiento y el cierre de las fronteras restringió las posibilidades de tránsito de millones de migrantes. Y después, porque al no ser considerados como ciudadanos y ciudadanas, las personas migrantes no son consideradas sujetos de derechos y, en consecuencia, la atención y respuesta de ayuda –ante complejidades como la pandemia— que reciben es limitada.
Ante esta situación, en todo el mundo ha quedado claro que la coordinación y la colaboración son esenciales para mitigar los efectos de la COVID-19. Y aunque la respuesta del Estado mexicano ha sido de control y de detención de las y los migrantes, en México hay una sociedad civil fuerte, organizada y solidaria que hizo la diferencia para que miles de personas migrantes pudieran transitar libremente por el país. En esta pequeña nota se da cuenta del esfuerzo de todas y todos ellos. Cabe mencionar que esto no hubiera sido posible sin los lazos de confianza y colaboración forjados entre las organizaciones previamente a la pandemia.
Todo inició en enero de 2020, cuando un grupo de organizaciones, albergues y académicos interesados en apoyar y defender los derechos de la población migrante se reunieron en un Foro para hablar sobre uno de los problemas crecientes de la agenda: la detención migratoria y la privación de la libertad de esta población. Uno de los acuerdos de dicho foro fue articularse en colectivo para empujar políticas públicas que respetaran y favorecieran las acciones en favor de una migración libre y segura.
“ este grupo, en realidad se llama “Seguimiento a la política migratoria”, y fue creado en el marco de una estrategia totalmente distinta, nosotras ahí nos reunimos con algunas organizaciones del sur que presentaron un informe y una de las estrategias justamente era dar seguimiento con las organizaciones que litigamos o que representamos personas en este país [..] y pues ha sido muy emblemático, porque pues tenemos muchos grupos, formamos muchos chats y demás, pero en éste particularmente, me parece que sí hemos logrado crear estrategias muy específicas” (Entrevista IMUMI, 2022).
Una vez que llegó la pandemia a México, la situación de hacinamiento en los albergues y las estaciones migratorias exponenciaron el riesgo sanitario de contagio. Esta situación, aunado al confinamiento obligatorio y a la presencia creciente de migrantes amenazó la vida de miles de personas. Ante este peligro, más de 60 organizaciones de la sociedad civil demandaron –entre otras cosas— la liberación de migrantes que se encontraban en las estaciones migratorias sin derechos básicos como el acceso al agua, a la alimentación o a un espacio digno.
La organización colectiva se dio a partir de la red de seguimiento conformada meses antes de la llegada de la pandemia y que se enfocó por un lado, en garantizar condiciones mínimas urgentes de salud y por otro lado, en una estrategia jurídica para evitar la detención prolongada de migrantes durante la contingencia. En entrevista con el Instituto para las Mujeres en Migración A.C (IMUMI) –una de las principales organizaciones que participó en esta estrategia— comentaron:
“creamos colaborativamente esta estrategia jurídica para litigar en contra de esta detención prolongada y sin ningún tipo de protocolo que protegiera a las personas estando en esta situación de pandemia, presentamos una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en este colectivo y también generamos una demanda de amparo. Este amparo lo que teníamos previsto pues era presentarlo en diferentes juzgados de la República, atendiendo a las especificidades de la situación en el lugar donde se presentara el amparo, entonces, se presentaron amparos en Monterrey, en Tijuana, en Ciudad de México, en Tabasco, desgraciadamente la mayoría de estos amparos no tuvieron éxito” (Entrevista IMUMI, 2022).
En mayo de 2020, el trabajo colectivo se materializó en la “Propuesta de ruta para la liberación de personas migrantes de las estaciones migratorias y la atención a solicitantes de asilo y migrantes en tránsito por México durante la emergencia sanitaria por COVID-19”. Este documento proponía 10 líneas de acción colectivas (gobiernos locales, estatales, federal y actores civiles nacionales e internacionales) para mitigar los efectos de la pandemia en la población migrante y regularizar la estancia de miles de personas.
Gracias al trabajo colectivo de las 60 organizaciones de la sociedad civil, pero principalmente de: IMUMI, Sin fronteras, Asylum Access y la Fundación para la Justicia del Estado Democrático de Derecho se logró ganar un amparo promovido por interés legítimo por estas organizaciones, que permitió que las personas que se encontraban en detención pudieran salir libres. En entrevista comentaron:
“Obtuvimos una suspensión bastante buena de este amparo que es el 04-26-2020, que está radicado en el Juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, en el cual, el juez de amparo, efectivamente determinó que todas las personas que se encontraran en una situación susceptible de vulnerabilidad frente a la pandemia generada por el COVID-19, debían de salir de las situaciones migratorias y obtener la regularidad de su estancia en México. Entre otras cosas, se dictaron varios puntos resolutivos en esta suspensión, pero el principal era ese” (Entrevista IMUMI, 2022).
La colaboración colectiva no se limitó a la estrategia jurídica, sino que –al contar con actores y capacidades muy diversas—permitió generar una red más amplia de influencia mediática para presionar a las autoridades a evitar o eliminar la detención de migrantes en estancias migratorias en condiciones deplorables. De igual forma, el trabajo colaborativo permitió contactar epidemiólogos, expertos y expertas en salud que robustecieron los protocolos de sanidad que promovieron al interior de estancias migratorias y albergues.
Sin duda, en el camino esta red de organizaciones enfrentaron retos de organización, comunicación y coordinación entre ellas. No obstante, la multidisciplinariedad de actores y las condiciones de urgencia de la contingencia fueron dos de las variables clave que identifican ayudar a poder colaborar en conjunto. Es decir, por un lado, había un compromiso con la agenda y con el trabajo que ya realizan con las y los migrantes, y por otro lado, la situación de emergencia y la existencia de canales de comunicación permitieron que se pudiera generar una estrategia colaborativa en la que todos tuvieran algún tipo de participación de acuerdo con su rol (albergue, activistas, académicos, etc.) y con las capacidades con las que contaban.
A la fecha, el grupo de WhatsApp que los unió y los lazos de colaboración persisten, aunque la intensidad de la colaboración entendida como la periodicidad de la comunicación y la coordinación en acciones específicas ha disminuido a medida que pasa el tiempo. Probablemente, en estos momentos de la pandemia y dado el contexto político del país, formalizar los lazos de colaboración a partir de convenios, acuerdos y/o manifiestos es una oportunidad para mantener vigente la coordinación de la red y seguir avanzando en la agenda en favor del libre tránsito de las personas migrantes.
Marcela Aguilar
Directora de formación y seguimiento
NOSOTRXS (México)