El desafío de gobernar colaborativamente
La pandemia COVID19 nos ha puesto frente a un escenario desconocido y para el que no tenemos aún las respuestas científicas ni las políticas sanitarias, tecnológicas o infraestructura para hacerle frente. Ante esta situación, la mayoría de los gobernantes, con grandes diferencias entre ellos, han reaccionado de manera improvisada y reactiva.
La realidad nos ha demostrado que esta pandemia es un desafío al que no podemos dar respuestas unilaterales desde las miradas parciales de un gobierno o una comunidad en particular. Es un desafío global con impactos profundos en una multiplicidad de dimensiones de las sociedad y requiere una solución que no tenemos a disposición. Es por ello que necesitamos prácticas políticas que promuevan una colaboración orientada a la inteligencia colectiva como forma de buscar soluciones a desafíos públicos. La premisa de la inteligencia colectiva es, justamente, que nadie lo sabe todo pero todo el mundo conoce y sabe algo, por lo que el conocimiento está en la humanidad. Traducir estos principios a la forma en la que se toman decisiones en una sociedad es un desafío significativo y que requiere mecanismos de colaboración entre todos los actores involucrados. Requiere, específicamente, una gobernanza colaborativa.
¿Qué es la gobernanza colaborativa?
La gobernanza es un compromiso respecto a una serie de actividades, incluidas el diseño, la coordinación y la implementación de políticas, que son llevadas a cabo por una serie de actores incluidos, pero no limitados, a instituciones de gobierno.
La gobernanza colaborativa (GC) involucra a personas de distintos perfiles que pertenecen a agencias públicas, a distintos niveles de gobierno y/o a las esferas pública, privada y cívica. Este tipo de colaboración, pensado en su forma más amplia, hace posible la realización de un propósito público que, de otro modo, no podría lograrse. La GC va más allá de los límites institucionales y reconoce el valor agregado que aportan los agentes no gubernamentales a la formulación de políticas, privilegiando, de esta manera, la deliberación de múltiples actores y la construcción de consensos en un esfuerzo por diseñar mejores y más efectivas políticas .
¿Por qué la gobernanza colaborativa?
En “Colabora.Lat” entendemos que la forma en la que se toman las decisiones para enfrentar a COVID19 tiene un efecto directo en la efectividad de una política elaborada (en términos del impacto de la política propuesta), su apoyo frente a la población objetivo (en términos de apoyo de la población objetivo) y la viabilidad de su implementación (en términos de probabilidad de ser completamente implementada).
Un enfoque colaborativo de gobernanza resulta adecuado para abordar este tipo de complejidad que representa el COVID-19. La naturaleza de la GC—involucrar a múltiples tipos de actores dotados de diferentes recursos y distintas ventajas comparativas—le brinda la capacidad única de idear soluciones a problemas complejos teniendo en cuenta la base de recursos diferencial de cada actor para diseñar respuestas políticas más efectivas y factibles. A su vez, también, entendemos que puede generar políticas que cuenten con un apoyo más amplio por parte de los beneficiarios. Esto se debe a que, en teoría, la GC involucra a los grupos beneficiarios de una política en particular. La gobernanza colaborativa permite que las poblaciones vulnerables estén en la mesa de formulación de políticas. Dada esa posibilidad, inferimos que la gobernanza colaborativa generará políticas que sean más factibles de implementar, más efectivas en términos de su impacto y más legítimas por naturaleza.
En el presente proyecto estaremos investigando cómo se dan estos modelos de colaboración en Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala y México. En este marco, exploraremos el camino que nos permita dar respuesta a esta pandemia y otros desafíos similares y que, en el fondo, nos ayude a diseñar una hoja de ruta para un nuevo modelo de gobernanza en las democracias de América Latina.
¡Estaremos compartiendo avances!
Por Matías Bianchi y Jennifer Cyr